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Dios llega a juzgar

Has abandonado a tu pueblo,
a la casa de Jacob,
que estaba repleta de adivinos,
de magos, como entre filisteos,
y hacía tratos con extraños.
Se llenó su país de oro y plata,
sus tesoros eran infinitos;
se llenó su país de caballos,
sus carros eran infinitos.
Y se llenó su país de ídolos,
adoraban la obra de sus manos,
la que modelaron sus dedos.

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